martes, 16 de abril de 2013

Clasificación de Imágenes de Arquitectura Barroca.


Iglesia de San Andrés del Quirinal de Bernini , del siglo XVII situada en Roma (Italia).








Iglesia del Gesù de  Jacopo Vignola y Giacomo della Porta en la segunda mitad del siglo XVI situada en  Roma (Italia).



Imafronte de la Catedral de Murcia de Jaime Bort en el Siglo XVIII situada en  Murcia.


Baldaquino de San Pedro  de  Bernini en el  Siglo XVII situada en el  Vaticano.



Palacio de San Telmode la  familia Figueroa en el Siglo XVII situada en Sevilla.



Palacio del Marqués de Dos Aguas de Ignacio Vergara en el  Siglo XVII situada en  Valencia.






Plaza Mayor de Salamanca de Alberto Churriguera en el Siglo XVII situada en  Salamanca.



Palacio Real de Madrid de  Filippo Juvara, Juan Bautista Sachetti y Francesco Sabatini en el  Siglo XVIII situado en  Madrid.

CLASIFICACIÓN DE LAS IMAGENES.




La primera Imagen :Niños jugando a los dados de Murillo,costumbrista,naturalista y bodegón.

La segunda imagen: Los pastores de Arcadia de Poussin, clasicista y religioso.

La tercera imagen: Autorretrato de Rembrandt ,realista, naturalista, retrato y tenebrismo.

La cuarta imagen: El rapto de las hijas de Leucipo de Rubens,mitología y realismo.

La quinta imagen: Cena en Emaús de Caravaggio,religioso, tenebrismo y realismo.

La sexta imagen: San José carpintero de Georges de Latour ,religioso, tenebrismoy realismo.

La séptima imagen:Vista de Delft de Rembrandt , realista y  paisaje.

Y por ultimo la octava imagen: Vieja friendo huevo de Velázquez  ,bodegón, realismo y tenebrismo.


                              

LA RENDICIÓN DE BREDA



Este  cuadro de Velázquez nos muestra un episodio histórico sucedido en Breda (Holanda) en 1625, cuando los tercios españoles derrotaron a los holandeses y tomaron la mencionada ciudad, acontecimiento incluido en la guerra de los treinta años que finalmente acabaría con la derrota de España y la independencia de los Países Bajos.
Se puede ver en la escena  un paisaje donde todavía humean los restos de la batalla, los españoles están a la derecha y los holandeses a la izquierda. Ambos grupos llevan vestimentas diferentes y armamento desigual, los españoles lanzas y los holandeses picas y fusiles. El protagonismo lo ostentan, en el centro de la composición, dos personajes, el español Ambrosio de Spínola a la derecha, recibiendo la llave de la ciudad de Breda, que humildemente le entrega el gobernador, Justino de Nassau, en señal de rendición y sometimiento.La tranquilidad, el sosiego y el profundo respeto por los personajes, tan típicos de las obras de Velázquez, aparecen también aquí. La dignidad del vencido, que se inclina sumisamente ante el vencedor tiene su réplica en la actitud cariñosa y tierna de éste, que le sonríe  y le da una palmadita en la espalda. Velázquez muestra con exquisita sensibilidad la sangre, la muerte y la destrucción y no hay generales victoriosos soberbios y engreídos, sino que el general español representa  clemencia y  compasión hacia el vencido, huyendo de toda humillación.El objeto simbólico central del cuadro, la llave, queda destacado por su situación central y, sobre todo, por el contraste entre su color negro y el fondo de tonos claros . Las lanzas españolas realzan la perspectiva del paisaje posterior y varias aparecen torcidas para dar mayor veracidad.

San hugo en el refectorio de los cartujos





Obra pictórica del siglo XVII perteneciente al arte barroco. Obra del pintor español Francisco de Zurbarán que describe la escena en la que San Hugo va a visitar a los Cartujos en Cuaresma y les encuentra comiendo carne, lo cual estaba prohibido.
En la obra podemos ver cómo existe una pintura dentro de la obra en la pared del fondo, la cual aporta horizontalidad a la composición. Después vemos a cinco cartujos principales y otros dos que se salen en parte del marco de la imagen, un detalle muy barroco, estos tienen un dominio en las tonalidades del blanco, que portan luminosidad al cuadro. Los cartujos visten ropas oficiales de la época, y las capuchas ayudan a crear una verticalidad en la obra , la mesa aporta horizontalidad , vemos un bodegón de naturalezas muertas, donde encontramos jarrones bien detallados, y servilletas con pan sin probar y la carne en otros platos. La disposición de estos tres materiales se disponen de la misma manera (jarrón el fondo de la mesa, plato con carne a la izquierda del jarrón y algo retrasado respecto a éste, y el pan, como figuras más acercadas a las personas. Además, vemos algunos cubiertos. Las sombras que se generan con los objetos, así como los brillos, están tratados con maestría. Por último, vemos la escena principal, vemos a San Hugo (a la derecha) con su paje (a la izquierda). San Hugo se inclina y señala horrorizado el plato con la carne, lo cual centra la atención del espectador en el detalle ese. Su cuerpo, de perfil en un escorzo lateral, muestra a su mano señalando la carne, a un rostro de sorpresa, expresivo y realista, las telas juegan con las sombras y con los tonos de blancos y grises. San Hugo se inclina formando una diagonal. Observamos en él, que parte de su cuerpo sale del marco. La cacha aporta verticalidad. El paje se inclina también, y es el personaje que más resalta por su vestimenta, en tonos terrosos, típico de la época., en él, se observa una línea diagonal por esta inclinación. El paje también se muestra sorprendido, y abre la boca, remarcando esta sensación así como la expresividad.






Las Tres Gracias de Rubens



 The Three Graces, by Peter Paul Rubens, from Prado in Google Earth.jpg

Las tres gracias es un cuadro de Rubens expuesto en el Museo del Prado de Madrid, España. Está pintado al óleo y mide 221 cm de alto por 181 cm de ancho.
Rubens lo plantea de modo muy distinto al de los artistas que le precedieron. Rubens plasma  la belleza más sensual.La composición respeta el modelo clásico que representa a las Gracias completamente desnudas y reunidas, pero cambia la relación entre las tres figuras que están conectadas entre sí a través de los brazos, el velo transparente que las cubre, y sus miradas. La disposición de las Gracias forma un triángulo, estando la de en medio de espaldas, con la cabeza vuelta y apoyada en sus compañeras.Las tres hermosas mujeres se caracterizan por la ampulosidad de sus contornos. Parecen más bien tres desenvueltas bacantes que las pudorosas Cárites de la mitología griega. Aparte de estas tendencias realistas, la composición del gran artista de Flandes destaca por la elegancia con que están agrupadas las tres figuras y por el gran conocimiento que demuestra en el moldeado de las carnes que por su morbidez y frescura aparecen palpitantes. Estas carnaciones claras irradian luz al resto de la obra. El trío está enmarcado a la izquierda por un árbol y a la derecha por una cornucopia doradade la que brota agua, con una guirnalda de flores por encima.A esto se une la esplendidez de un colorido cálido, brillante y luminoso con un fondo constituido por un pintoresco paisaje de una gran sutileza.


miércoles, 10 de abril de 2013

Dos Niños Comiendo Melón y Uvas (Bartolomé Esteban Murillo)

 

   En esta fotografía encontramos dos niños comiendo melón y uvas, es una escena de la Sevilla de mediados del siglo XVII afectada por la crisis económica y la peste. Aparecen dos niños vestidos con harapos y sucios comiendo fruta que hubieron de robar para alimentarse. El niño de la izquierda aparece sentado en el suelo junto a una cesta llena de uvas, y sostiene una raja de melón, entregada por su compañero de pillerías, mientras come uvas de un racimo. El niño de la derecha descansa sobre un madero mientras come una porción de melón a mordiscos.
    El eje compositivo del cuadro se sostiene sobre dos líneas diagonales: una la que une las manos con las que los niños sostienen el melón, y la otra, la que une las miradas cómplices de los pícaros.
El juego de luces y sombras fuerza al espectador a centrar la mirada en los niños. Las ruinas del fondo están sumidas en la oscuridad haciendo creer que el fondo es neutro. La luz que ilumina a los niños entra por la izquierda del cuadro. También aporta luminosidad el blanco de la vestimenta del niño de la izquierda y la carne del melón.
    Los colores utilizados son escasos, pero están combinados con inteligencia. El contraste entre el negro y el blanco se aminora con la gama de verdes y ocres.
    La pincelada suelta ayuda a dar al cuadro una plasticidad suave, propia de la escuela veneciana.
    El cuadro es una escena de género o costumbrista, pero también un bodegón. Es costumbrista porque se retrata a dos niños representativos de la Sevilla del siglo XVII. Es un bodegón por el protagonismo que juega con  la fruta, que sirvió de excusa a Murillo para demostrar su depurada técnica, como se aprecia en el brillo y transparencia de las uvas, y su observación hasta el detalle, como se aprecia en las dos moscas que se han posado en el melón que sostiene el niño de la derecha y en los desperdicios de la fruta que hay en el suelo.

El martirio De San Pedro (Caravaggio)



Es óleo sobre lienzo, de carácter intencionadamente antiheroico y anti-áulico.
La pintura representa el martirio de San Pedro por medio de la crucifixión, si bien Pedro pidió que su cruz fuera puesta al revés para no imitar a su maestro, Cristo. El gran lienzo muestra a tres esbirros romanos, figuras tenebrosas, con el rostro oculto o apartado , luchando por erigir la cruz del anciano pero musculoso san Pedro. Pedro es más pesado de lo que su cuerpo con muchos años sugeriría, y la erección de su cruz requiere los esfuerzos de tres hombres, como si el crimen que perpetran ya les pesara. Su gesto, según Roberto Longhi es más propio de trabajadores ocupados que están ocupados haciendo su trabajo, que de verdugos. Tiran, levantan y hacen palanca contra la cruz, en posiciones feas y banales, como queda en evidencia en el trasero amarillo y los pies sucios del esbirro que queda en la parte izquierda del primer plano .Esta crucifixión no es sangrienta, pero no está ausente el dolor. Es un zigzag de diagonales, que pronostican el inevitable martirio. Es una escena sombría que se desarrolla en un campo pedregoso.
En el cuadro, la luz baña a la cruz y al santo, ambos símbolo de la fundación y de la construcción de la iglesia, a través del martirio de su fundador.